Editorial: La última palabra es de los gremios

Editorial: La última palabra es de los gremios

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Rumbo al primer año de gestión, el gobierno de Arabela Carreras muestra una huella errante cuando se analiza su vínculo con los gremios.

La gobernadora intentó imponer su impronta dialoguista ni bien asumió, pero rápidamente se dio cuenta que los lazos tejidos por su antecesor, Alberto Weretilneck, con la conducción provincial de ATE eran demasiado estrechos como para romperlos en una acción inicial.

Surgió así una extensión de los privilegios que goza el otrora sindicato duro con la administración rionegrina, que hasta realiza antes que el Ejecutivo los anuncios de las medidas relevantes para los trabajadores del Estado.

Pero ATE también tuvo cambios el año pasado y en esa transición algunos vieron una ventaba abierta para desafiar su nivel de incidencia.

Entre afiliados propios e independientes surgió el grupo de autoconvocados que reprochó el aumento acordado por el sindicato en el Consejo de la Función Pública. La persistencia de ese sector logró la apertura de la gobernadora a escuchar una voz diferente a la ATE para conocer las pretensiones de los agentes públicos.

El problema fue que después de esa avanzada, el teléfono de Carreras tronó con la reacción de ATE y en cuestión de horas el cuadro volvió al estado anterior, donde el pincel del gremio es predominante.

La mandataria recibió el martes pasado a Rodolfo Aguiar -que pasó el mando gremial sólo como una formalidad- y desde entonces el gobierno emprendió sucesivas acciones que laceraron su imagen ante muchos rionegrinos.

Primero dejó plantados a los hospitalarios a los que había convocado oficialmente menos de 24 horas antes y después la gobernadora declaró en una entrevista con Canal 10 que las marchas y manifestaciones desalentaban el camino del diálogo.

Mal asesorada o presionada para distorsionar los hechos, Carreras quedó fuera de foco, porque los autoconvocados protestaron en la Ruta 22 después de comprobar el faltazo del gobierno. Los únicos que hicieron una manifestación previa a la reunión de Cipolletti fueron los delegados de ATE, precisamente el gremio al que ella abrió las puertas de la Casa de Gobierno un día antes.

Conclusión: un gobierno debilitado tuvo que volver sobre sus pasos y gestionar para este martes una nueva reunión por los sueldos de Salud, a la que llega con menos peso específico.

Pero no sólo en ese frente se muestran signos de desigualdad de fuerzas.

El Ejecutivo llega al final de noviembre sin poder articular con la Unter un protocolo para la realización de actos de egreso presenciales en las escuelas.

El sindicato docente se aferró a una postura sanitarista extrema, que despertó muchas reacciones en contra porque aparece fuera de contexto en una provincia que tiene un movimiento cotidiano bastante parecido a la etapa anterior a la pandemia.

Resignados ante la negativa del gremio, desde Educación ni siquiera exploraron matices al plan original. Es probable que en los jardines o primarias sea más complejo hacer respetar el distanciamiento entre los chicos, pero en los secundarios la situación es diferente.

Aceptar la lógica gremial significa convalidar una contradicción: el Estado cree que esos jóvenes están capacitados para conducir un vehículo, para elegir presidente, pero no confía en ellos para mantenerse durante una hora a dos metros de distancia de sus compañeros, usando un barbijo.

Por Hugo Alonso halonso@rionegro.com.ar

(lacomuna)


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