La cuarentena decretada por el gobierno nacional ante el avance del Covid sorprendió a Daniel y toda su familia habían instalado su circo en nuestra provincia, o más bien Cipolletti. En ese momento, a mediados de marzo, estaban de gira y y iban a recorrer todo el país, pero de repente quedaron atrapados en la provincia y no pudieron actuar todos los días, por lo que no tenían dinero.
Sin embargo, la gran familia que integra este circo diversificó sus actividades en circunstancias difíciles. Desde el comienzo se comprometieron a cocinar pollo para la venta para sobrevivir, mientras los autorizan nuevamente a levantar la carpa.
“Somos nueve familias que quedamos varadas desde marzo. Cuando llegamos a Cipolletti pudimos dar dos shows, uno fue con menos gente porque para ese momento ya se limitaba la capacidad y de repente se ordenó la cuarentena y quedamos atrapados en el predio, sin saber qué hacer”, dijo Daniel en diálogo con el medio Infobae en una extensa nota que publicó .
La falta de venta de entradas afectó directamente sus actividades, no tuvieron más remedio que ocuparse de lo primero. Por lo tanto, se comprometen a vender alimentos. Primero fueron palitos de pan y luego distribuyeron palomitas de maíz. Hasta el final, a la entrada del circo, instalaron una parrilla de barbacoa, donde cocinan y venden pollo. Servido con papas fritas o ensalada. El informe dice que muchos de sus clientes vienen a comprar cosas, mientras que otros se los llevan a casa.
“Hacemos delivery, vendemos lo que podemos y todos los días. Nos permite ganar algo de dinero para las cosas diarias de higiene, comida y por ejemplo pagar el teléfono, que es algo muy importante en este tiempo. No es lo único que vendemos. La familia de los enanos, que son también los payasos, venden churros. Ellos salen y los venden. Acá cada uno se la rebusca como puede”, dijo Daniel.
Llegaron a Cipolletti en marzo con una idea de alojamiento de tres semanas. Para este fin, alquilaron propiedad privada por valor de 100,000 pesos, pero cuando comenzó el aislamiento, se vieron obligados a negociar con el propietario. “Hablamos y nos permitió quedarnos sin pagar el alquiler. En cuanto a los vecinos sólo tenemos palabras de agradecimiento. Nos dieron de comer y ahora, cada vez que pueden, nos compran comida. Al principio vendíamos un montón pero en las últimas semana han caído las ventas, pero igual nos alcanza”, explico el joven de 31 años que aunque la industria del entretenimiento no está segura acerca del virus, ha mostrado un gran optimismo.
Al lado de la carpa de circo, se instaló un remolque para cada familia de circo. Daniel lo hizo con su esposa Stefanía, quien fue uno de los trapecistas de la exposición e hizo muchos anillos. Se instaló un remolque en un lado. Su padre está aquí. Es un hombre de 70 años. Se retiró del programa y está comprometido a controlar la taquilla. Su madre dirige un buffet en el circo. “Nunca vivimos algo así, sólo en 2009 con la gripe A, pero que ni siquiera hubo cuarentena”, comentó.
Cada una de las familias tiene su propio trailer. Algunos cobran el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), otros como el propio Daniel no puede acceder a esa ayuda porque es un monotributista clase C. Por eso es que acostumbrado a “remar”, se dedicó a vender comida con algunos de sus compañeros. “La parrilla la manejo yo o mi papá. Hay días en que vendemos. Los fines de semana son los días que más vendemos. En una buena semana si llegamos a vender 60 pollos está bien. Con eso nos mantenemos. A veces se puede y a veces no. Dependemos también de que la gente se acerque y de que tengan plata”, comentó Molina, siempre entre risas.
La necesidad fue tal, que sus sobrinos -dos gemelos de 11 años- decidieron vender pancitos que cocina su abuela en un semáforo. Y les va muy bien. “No empezaron a hacerlo porque se los pedimos o porque era que lo necesitaban. Les gusta hacerlo y se divierten”, señaló.
El arreglo que hicieron con el dueño del predio es que se irán apenas puedan volver dar un espectáculo y juntar el dinero para el combustible. Son trece casillas, varios remolques y una importante logística la necesaria para movilizarse. “Sólo en combustible se nos van unos 50.000 pesos. Por eso apenas nos autoricen y juntemos el dinero, nos vamos y seguiremos camino”, adelantó el director del circo. Con entradas que oscilan entre los 200 y los 400 pesos, Daniel espera poder contar con la habilitación dentro de poco y comenzar a trabajar.
Hace dos semanas la ciudad de Cipolletti habilitó un gran número de actividades, como los restaurantes y comercios, lo que le hace creer a los artistas del circo que dentro de muy poco podrán retomar sus shows.
Daniel nació y creció en el circo. Es el artista de cuarta generación en la familia. Antes de eso, trabajó en el circo australiano hasta que pudo comenzar su propia compañía. Aunque vino de Cruz del Eje en Córdoba, dejó en claro que no tenía una posición fija. De hecho, su hermana y su madre son de Jujuy, lo que demuestra que viven una vida errante en la familia. Se mueven de lado a lado.
"Somos como un pequeño barrio móvil. Acá hay gente de muchos lugares. Hay colombianos, brasileños y gente de varias partes del país. Invertimos todo en este espectáculo. Nos quedamos sin nada y por eso tuvimos que vender comida. Planificas un mes y de repente perdiste todo. Nuestras esperanza es trabajar el mes próximo”, finalizó Daniel.