Cuando llegamos a Varsovia, nos puso en contacto con una guía local, quien luego de ubicar el lugar accedió a llevarnos con su esposo.
Por lo tanto, en la tarde del 13 de junio de 2013, comenzamos un viaje de unos 180 kilómetros hacia el este, buscando el lugar cerca de la frontera con Bielorrusia. Unas pocas horas después, el guía detuvo el vehículo, nos bajó y señaló el letrero verde con una flecha verde, que decía Matiaszowka. Las emociones comenzaron allí, y después de tomar algunas fotos, seguimos la señal. Condujimos por el camino pavimentado de hierba, en el campo cultivado y la cigüeña en el nido en la parte superior del nido.Hay algunas casas muy aisladas. Después de que se construyó la acera, regresamos y comenzamos a hacer preguntas. Todos los guías responsables de la guía fueron nuestra ignorancia del idioma polaco. Una persona instruyó la propiedad y fuimos allí. Bajamos y golpeamos nuestras manos; salió un hombre de mediana edad y el guía le dijo: “acá vienen a visitarlos familiares de Argentina, el hijo de Juan”.
Nos recibió Nicholas, el nieto del hermano de mi padre. No sabían de nuestra existencia. Como nos contó más tarde, la traducción pasó. Fuimos a la casa, nos presentó a su esposa Irena, tomamos té y luego nos dijo "vamos a la iglesia donde bautizaron a tu padre”, en Zablociu, a 8 km.
Llegamos ya casi de noche, nos recibió el sacerdote ortodoxo. Rezamos, nos bendijo, sacamos unas fotos en la iglesia y retornamos. Al despedirnos en su casa Nicolás nos dice: “Esta fue una visita de dos horas, la próxima será de dos semanas”.
El viaje de regreso a Varsovia es diferente. Debo decir que me di cuenta de mi sueño, que creo que es imposible de lograr. Puse un pie en su tierra después de que mi padre lo dejó por 84 años en busca de nuevos horizontes. Estoy satisfecho. Desafortunadamente, Nicholas falleció el 2 de noviembre de 2015. Ahora, todo ha cambiado: a través de Facebook, hemos mantenido contacto permanente con los hijos y nietos de Nicholas en inglés, y siempre conocemos sus vidas.
Un párrafo aparte merece el comentario que hizo el guía del tour, cuando casualmente y por esas cosas del destino, nos encontramos, dos años después en Eslovenia. “Cada vez que voy con grupos por Polonia les cuento tu testimonio y quedan asombrados”.
Para contactar al autor de la nota: rogerkusz@yahoo.com